viernes, 26 de septiembre de 2008

Libre competencia, precios y garantías individuales.

Libre competencia, precios y garantías sociales. (nota)
-Hay productos que son como el dulce de leche (por poner un ejemplo cualquiera): Puede haber miles de fabricantes, incluso cualquiera podría hacerlo en su casa. O se puede reemplazar por otros alimentos.
-Poco varían los precios de tales productos, y creo que sería un error controlar los precios. Son productos de “buena competencia”
-La electricidad es el extremo opuesto: no hay competencia, pues existe una sola empresa, y el precio debe ser regulado por el Estado, o incluso ser provisto por empresas sociales como cooperativas o estatales.
-Y hay productos intermedios como el transporte, el colegio de los chicos, el alquiler de una vivienda, el cable o el celular y varios otros. No están en un mercado de libre competencia pero tampoco son monopólicos.
-En estos casos no hay más remedio que legislar, cosa que debe hacerse con cuidado y para cada caso particular respetando todos los derechos. La legislación tampoco debe ser excesiva sino destinada solamente a respetar el derecho de todas las partes.
-Estos bienes y servicios privados intermedios son los conflictivos: Los que administran el servicio no quisieran que el estado se meta, y los que toman el servicio siempre luchan por un legislación que los beneficie. ¿Cual es el punto justo?
-En estos bienes o servicios, si el Estado regula mucho, puede bajar la calidad o incluso claudicar la empresa. Y si deja el precio libre, puede existir abuso pues no es fácil cambiar de proveedor. Incluso puede ser traumático, como cambiar de escuela a un niño.
-En estas empresas de competencia imperfecta Existe la tendencia a regular en beneficio de la parte más débil, que no está muy claro cual es. Por ejemplo ¿Es el conjunto de todos los pasajeros la parte más débil?. Es muy discutible y problemático. Por ejemplo, recordemos el caso de el incendio de trenes.
-Lamentablemente, los gobiernos, por razones electorales tratan de favorecer a la parte más débil, produciendo muchos efectos indeseables como ocultamientos y otras formas de apararse de la ley incluso con acuerdo de ambas partes.
-Pero el concepto de “parte más débil” es muy subjetivo. Pasa frecuentemente que las leyes tratan de favorecer a esa parte convirtiéndola, por ese hecho, en la más fuerte.
-Por eso creo que hay que reemplazar este criterio de la legislación por el de “razonabilidad”. Por ejemplo en el caso de la usurpación he visto abusos notables de los usurpadores.
-Si bien creo que la ley debe dar protección al desamparado (no al delincuente disfrazado), eso no puede hacerse a costa de los particulares sino del Estado.
-Creo que debe revalorizarse el contrato entre particulares con ese mismo criterio. La libre contratación y la protección social al contenido del mismo, es lo que da seguridad a las partes.
-Pero también da seguridad saber que la sociedad no nos va a abandonar en las circunstancias adversas y que por lo tanto no moriremos de hambre ni de frío. Que se da protección al que ha caído en adicciones o en enfermedades serias.
-Tampoco debe dejar el Estado que algunos bebés se críen en ambientes hostiles, porque no solo que será un adulto infeliz sino también en un peligro para toda la sociedad.
-Para compatibilizar los derechos y el equilibrio, están las Instituciones del Estado, las sociales y las religiosas. Estos derechos SON compatibles con el de propiedad cuando las leyes los administran adecuadamente
-Pero cuidado con la delincuencia. Muchos usan esas garantías para no preocuparse nada de su salud, ni de su futuro, ni de su trabajo, ni de su prójimo, ni de sus hijos, esperando que si las cosas le van mal tiene la protección de la sociedad. Las garantías son la contraprestación al responsable que ha cumplido.
-Tanto mejor funcionará todo cuanto más se ocupe la sociedad de conseguir que TODOS los niños a partir de su nacimiento sean atendidos y cuidados con mucho cariño.